La Fundación Esquel, con el apoyo del Gobierno de Finlandia y la Fundación para la Juventud y la Adolescencia de ese país escandinavo, crearon el proyecto Desarrollo educativo de escuelas rurales a través de sistemas de energía solar, el cual instaló 120 paneles solares para el funcionamiento de centros de cómputo educativos.
El primer diagnóstico para el uso de energía renovable en 20 escuelas ubicadas en las provincias de Chimborazo y Bolívar se inició en el 2008. En noviembre del 2012 se realizó la instalación de 20 centros de cómputo, todos dotados de ordenadores de la más alta tecnología, que funcionan solamente con energía solar.
Además, esos ordenadores usan el ‘software’ libre Ubunto.
Cacuango está segura de que sus hijos tendrán un mejor futuro con las nuevas computadoras instaladas. “Antes tenían que ir a Guaranda para hacer los deberes que les mandaban sus profesores, gastábamos el dinero que casi no tenemos y a veces no alcanzaban a regresar a sus casas, porque oscurecía y me quedaba muy preocupada. Ahora no tienen que salir de su comunidad y están aprendiendo mucho”.
Humberto Salazar, coordinador General Técnico de Esquel, señala que el proceso se inició con convenios con la Escuela Politécnica del Chimborazo y la Universidad de Bolívar, entre otras entidades. “El desarrollo no se hace de forma individualizada sino a través de alianzas que permitirán que el proyecto perdure y sea sostenible”.
Para conseguir esto se trabajó en conjunto con la comunidad desde el principio, cuyos miembros aprendieron a usar y a dar mantenimiento a los paneles solares. Los maestros también recibieron capacitación para saber el uso y cuidado de los computadores. “La energía con paneles solares siempre es estable, no tiene variaciones”, dice Salazar.
Juan Andrés Umbay Cacuango, estudiante de la Unidad Educativa Inti Churi, sueña con salir del país como sus dos hermanas, quienes estudian Medicina en Cuba. Con la Internet y las computadoras puede ir con su familia a la escuela y comunicarse con ellas a través de Skype. “Yo quiero estudiar para ser abogado”, dice Umbay con una sonrisa, mientras abre YouTube.
Con baile, música y mucha comida, los niños, padres de familia y maestros de la Unidad Intercultural Bilingüe Rumiñahui, de la comunidad de Laime San Carlos, ubicada al sur de la provincia de Chimborazo, celebran también los resultados de cuatro arduos años de trabajo, que ahora les permiten disfrutar de un nuevo centro de cómputo.
Abraham Sagñay, rector encargado de la unidad educativa, con mucha alegría y una gran sonrisa dice que no solo se ha logrado mejorar la infraestructura de la escuela sino también la vida de las personas de la comunidad. Señala que, con mucha paciencia, capacitaciones y trámites, se logró el resultado tan esperado. “¡Antes, la comunidad tenía chozas en lugar de aulas y piedras en lugar de bancas”, señala emocionado Sagñay.
Peter May, estadounidense, gerente de la empresa Codesolar, realizó la instalación de los paneles solares y se encargó de la capacitación a las comunidades. Señala, con su casi perfecto español, que la transformación de la energía solar es muy simple: el sol llega a los paneles solares, estos captan los rayos solares y los transforman en energía eléctrica. “Seguiremos con un año de capacitación que garantice que este proyecto tenga un futuro y que la calidad de la instalación de los equipos sea la adecuada”. Según May, la vida útil de los paneles solares es de 30 años.
En el Centro Educativo Silvia Guevara Pérez, de la comunidad Pulgrande, ubicada a 4 000 metros, también disfrutan de la energía que les otorgan los paneles solares. Alberto Gualoto, padre de familia, resalta la llegada de la computación. “Vivimos en extrema pobreza y el hecho de tener computadoras significa mucho para poder educar a nuestros niños. Aquí queremos cambiar”.
El proyecto Se colocaronen total 120 paneles en las 20 escuelas seleccionadas de Guaranda y Riobamba.
215 computadoras de alta tecnología se repartieron entre las escuelas. Seis de los 20 establecimientos cuentan ya con Internet. Se negocian convenios con CNT para que las otras comunidades también tengan acceso.
Como parte delproyecto, se elaboraron 60 filtros de bioarena para purificar el agua de las comunidades. Todo el proyecto requirió una inversión de USD 750 000.
María Belén de la Torre.Redactora